:: f a t h e r ::

Listening: Ronan Hardiman & Michael Flatl - Lament (3:26)
Mood: Mournful

Mi papá acaba de fallecer... Eso, de alguna manera, extraña, ausente y vaga, me hace pedazos.

Soy ahora un manojo de emociones de derrumbadas, una ruina de recuerdos...

+Tears seem to fall, fluidly+

:: f a i t h . . . i n g ::

Listening: Joan Osborne - What If God Was One Of Us (5:21)
Mood: Workaholicly drunk

Ya he dicho que soy un desastre. Soy distraida, de atención dispersa, algo olvidadiza, desordenada y desorganizada. Se nota terriblemente ahora con mis finales, en donde con mi acostumbrada neurosis (la cual adoro ¿y qué?) decidí hacer mis entregas finales ... en solo. Eso significa que el trabajo de 6 a 8 personas me lo tengo que ventar por mi cuenta y es menos tiempo para entretenimiento, comida e incluso descanso.

Y me doy cuenta después de varias horas que necesito un descanso. Un momento de distracción que no me exija nada, que no me ponga a menos de un metro de una pantalla titilante. Nada como la TV para matar una para de neuronas creativas.

Curiosamente, mi rato de necesidad entretentiva coincidió con la serie de "Joan of Arcadia" que plantea una premisa curiosa: Dios es más activo de lo que suponemos, y además de estar en todo lugar, habla con una adolescente y le pide que haga cosas. Todo dejado al libre albeldrio y sin contritos actos de fe ciega, guiar a una adolescente norteamericana es todo una proeza... celestial. Lo que le pide, redunda en beneficio de toda la familia y le da lecciones de vida que de otro modo se hubiera saltado gustosamente Joan, la protagonista.

Personalmente, y tras 8 años de escuela católica, es obvio para donde estan mis inclinaciones religiosas. Pero independientemente de ello, y por el mismo modo de pensar sui generis de mi familia, me cuseta trabajo ver a Dios como el viejito de larga barba blanca, sentado en su trono dorado y resplandesciente, en medio de un montón de nubes.

Y es ahí en donde de alguna manera, me conmueve más el programa de Joan of Arcadia: Dios le habla a través de desconocidos, de todas las edades, géneros y razas, perfectamente en el papel de Dios en el prójimo. A veces es un chico atractivo (recurrente en la serie), o un gótico. Una anciana peculiar, un empleado afroamericano de limpieza. Cada persona que se topa Joan puede ser Dios, y no sólo instrumento de su voluntad. Y es ese Dios, cotidiano y extrañamente accesible, que guía sin imponer y que no raya en la increible bonad ciega y consoladora, el que me es más familiar.

Lo admito. Voy pocas veces a la iglesia. Acudo ocasionalmente a misa. Rezo moderadamente cuando me acuerdo (o creo necesitar intervención divina para llegar a tiempo a la universidad). Pero eso si: platico a diario con él. Lo molesto con cosas triviales, le pido mucho, le doy constantemente las gracias por cosas aún más triviales (encontrar la información exacta que necesito en el primer parrafo que leo, el que los árboles sean cosas tan hermosas, que mi gatita tuerta y neurótica haya llegado a mi vida, etc...), en ocasiones, hasta se la miento (de alguna manera), le cuento lo que me pasa, lo que me angustia, lo que me duele, lo que me preocupa. Él debe conocer al dedillo mis esperanzas, mis aspiraciones, esa nota musical que me hece temblar completa, ese aroma que me llena de alegría y nostalgia al mismo tiempo... en fin, TODO.

Y eso, sencillamente eso, me hace sentir el consuelo que necesito. El apoyo que busco infructuosamente en personas y lugares. Me llena el vacio que me queda cuando comparto mis problemas y alegrías, y me burbujea en el alma. Me hace llorar de dicha, me hace sentir acompañada, me sostiene en mis ratos oscuros, me levanta cuando caigo y me da valor cuando estoy perfectamente convencida de que soy una cobarde.

Piensen lo que quieran. Quien no tiene esta clase de consuelo, de compañía, se pierde una de las mejores experiencias de la vida.

+God ROX!, even insane+